lunes, 16 de febrero de 2009

El principio fue Lo húmedo en su momento

Hay un detalle estimado que estás pasando por alto, hay que tomar de los humanos lo que nos sirve y el resto desecharlo –claro que es el mayor porcentaje.
Un buen cazador tiene que analizar todas las posibilidades… pensé que habías aprendido eso con el tiempo, pero me estoy dando cuenta que no. En fin todo en su justa medida y en el momento justo, nadie nació siendo sabio y el que afirmaba no saber nada era el que más sabía.
Por cierto, son deliciosas las lombrices. Tendrías que probar ese envoltorio húmedo, frotarlo delicadamente por los labios. Y luego introducirlas poco a poco en la boca hasta que ya no quede espacio para que quepa ninguna… y tragarlas sintiendo como atraviesan la garganta. Son más deliciosas cuando se las mantiene vivas hasta el final.
Muero por conocerlas! ¿o será más indicado decir saborearlas?

Ahora me despido, tengo mucho trabajo que hacer.

Tu Molly

martes, 3 de febrero de 2009

Aeropuerto

Estimada Molly:

Si bien no lo creo demasiado probable, como posible es posible que yo termine cazado y vos salgas viva y airosa de esta situación. ¿Para que negarlo? Son los gajes del oficio. Una cacería no es una cacería en serio sino existe la posibilidad de que los roles se inviertan. ¿Sabés? Siempre me han resultado patéticos esos estirados señores que se visten los domingos con ropa campestre falsa, a cazar patos con sus fusiles. ¿Qué quieren demostrar a parte de su puntería? Un pato sólo puede salir volando. Hasta me dan lástima esos indefensos animales. ¿Dónde está la persecución? El acercarse sigilosamente para atacar por sorpresa, el saber que debes hacer todo perfectamente o serás vos quien acabará muerto. Otra cosa es cazar a un león o a un tigre, eso si que son cazadores.

He notado que aún mantienes algo de humana, me refiero a esa tendencia a hacer conjeturas complicadísimas y estrambóticas cuando la verdad suele increíblemente sencilla, creí habías aprendido eso con los años, pero no. No me fui de viaje, ni mucho menos intenté despistarte. Simplemente fui al aeropuerto porque nunca antes había ido a alguno. Estuve leyendo sobre aviación, luego de que vi uno de esos maravillosos aparatos sobrevolar Montevideo. Así que un día me dije. ¿Por qué no? Y fui hasta el aeropuerto a ver a los aviones más de cerca. Parece que el viejo excéntrico de Leonardo Da Vinci no estaba equivocado después de todo. No te recomiendo el restaurante de la terraza sobre la pista de aterrizaje, el lugar es hermoso, la vista sin igual, pero la comida… En fin, una vecina trabaja ahí y me sugirió no comer nada. Claro que no tiene idea de mis curiosos hábitos culinarios y de vida en general. Por cierto un detalle muy conmovedor de tu parte el presente para la viuda.

Respecto a tu amiguito Bobs. ¿Cuándo lo consideré un enemigo? Le tengo antipatía, desprecio, pero un enemigo. Un enemigo está a la altura del conflicto. Vos podrías ser una buena enemiga, claro que en el fondo nos tenemos cariño.

Mis queridas lombrices están cada día más ansiosas de conocerte.