lunes, 19 de enero de 2009

De dedos y lombrices

Querida Molly:

Es una delicia saber que sigues haciendo de las tuyas. Resulta irónico el final de aquel diplomático. ¿No es esa la condición humana? Siempre ansían más, más, más, hasta que un día se topan con algo más grande de lo que pueden lidiar. En el fondo siempre me resultó un tanto patético.

Me ofende que creas que tu tarea es más grande que la mía. Digamos que tenés el potencial para que así sea, pero el problema es que nunca terminaste de asumir tu condición. Siempre hablabas de ti misma como si padecieras una enfermedad terrible, de la que debías curarte. Creo que nunca te vi mirarte en el espejo y decir “¡Que hermosa que soy!” y realmente eras hermosa, con tu voluptuoso cuerpo, tu sonrisa lasciva y sedienta. No sé en cambio que aspecto tendrás por estos días. ¿Pero crees que eso podrá mantenerte oculta de mí? Puedo olerte desde kilómetros, sentir tu presencia desde el otro extremo de la ciudad. Para poder pasar desapercibida ante mí, deberías dominar un arte que tanto a ti como a mí nos ha sido vedado.

Yo también he salido a divertirme, para despejarme y ponerme en forma, estirar las piernas después de no haberlas usado en tanto tiempo. Descubrí uno de los inventos más fascinantes de los últimos tiempos. El bisturí. Es tan pequeño y a la vez filoso, cuando lo tengo entre mis manos me siento como Rembrandt con su pincel. Además que su tamaño es muy cómodo para llevarlo a todas partes sin llamar la atención. Claro que las guillotinas siguen teniendo lo suyo. Anoche me gullotiné una mano frente a un invitado, sólo para mostrarle como se movía la suya cuando me la cocía al muñón de mi brazo. Tengo sus gritos grabados, son cómo música para mis oídos. También he experimentado con cocerme dedos en la espalda y el vientre, genera un efecto bastante inquietante la forma en que se mueven como tentáculos bajo la ropa. De las máscaras que práctico en mi rostro, no voy a entrar en detalles, es un arte demasiado fascinante y podría pasarme el día explayándome en él.

Este despertar me ha traído nuevas intereses. Aunque te parezca extraño en mi, estoy más en contacto con la naturaleza. Por ejemplo he recogido lombrices del Cementerio del Buceo y las crió en mi casa como pasatiempo. Quizás pienses que son muy poca cosa, pero son unas criaturas fascinantes cuando las observas con detalles. Además te estoy preparando con ellas un regalo para ti, no voy a contarte más, sino perdería la gracia de la sorpresa.

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